Sunday, January 16, 2011

'PUT MORE PUERTO RICO INTO IT' MY UNCENSORED CONTRIBUTION TO THE PUBLICATION 'FRESCOS-50 PUERTORICAN ARTISTS UNDER 35'


Puerto Rican revolutionary, Lolita Lebron after being arrested for an attack on the House of Representatives at the United States Capitol in Washington D.C. March 1, 1954


Rafael Ferrer, 'The Three Leaf Pieces', unofficial participation at the exhibition '9 at Leo Castelli', Leo Castelli Gallery, New York, December 4, 1968


Last year I was invited to contribute a text to the publication 'FRESCOS 50 PUERTO RICAN ARTISTS UNDER 50', Unfortunately, and without my consent, my text was edited. Find below the uncensored version in spanish, and the edited version in english.

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Put more Puerto Rico into it.
Pablo León de la Barra

1.
En su articulo ‘Art in Puerto Rico’ escrito para la revista ‘The Art Gallery Magazine’ (1), en Diciembre de 1967, el critico de arte Jay Jacobs presenta lo que a su opinión es la situación del mundo del arte en la Isla. El panorama presentado es bastante desalentador. Debatiéndose entre la obligación de representar una cultura autónoma que casi no existe y el deseo de ser internacional, unido a una falta de mercado y sin el apoyo de las instituciones, el artista contemporáneo en Puerto Rico cuenta con pocas opciones para poder realizar su trabajo. Entre otras cosas Jacobs afirma que el artista Puertorriqueño estará mejor económicamente si deja de intentar ser un artista internacional y se permite ser mirado de manera condescendiente y exótica como un fabricante de souvenirs. Jacobs cita a un estadounidense expat viviendo en la isla que dice “La única cultura nativa que este lugar jamás ha tenido es la de tallar mascaras de coco.” De igual manera, Jacobs parece mas interesado en el buen clima del lugar y la calidad y el buen precio del ron que en arte local: “El visitante – aun pasmado por la hospitalidad magnifica de la isla, su clima soporífico maravilloso y el buen ron a buen precio – también se puede convencer que aunque Puerto Rico aun no a producido a un pintor de fama internacional…” En el mismo prologo de la revista, el editor de The Art Gallery Magazine’ advierte contra la actitud de Jacobs “Es muy fácil si venimos de un sofisticado centro cultural como Nueva York, Londres, Paris o Buenos Aires, el bajar la guardia y caer en la trampa de convertirnos en provinciales a través de asumir inconscientemente que nuestro papel es el de aplicar e impartir inevitablemente los standards que son aceptados en estos centros al resto del mundos, sea este Puerto Rico o Alaska.” Aun así el editor comenta que un galerista de San Juan lo felicito por el articulo de Jacobs “Es tiempo de que alguien tuviera el coraje de hablar y forzar a los puertorriqueños a sacar la cabeza de debajo de la arena y dejar de jugar a la avestruz.” Jacobs es totalmente paternalista y condescendiente, para el, el arte que vale la pena es el que se hace en Nueva York, y es a este arte el que el arte Puertorriqueño debe aspirar: “(en Puerto Rico) hay tan solo unos cuantos artistas que están tan solo dos o tres temporadas atrás (de lo que se hace en Nueva York), y estos son los que son considerados por los demás como perdidos en el espacio”. Aun con la falta de una educación artística sólida, Jacobs se sorprende de que haya talentos emergiendo: “Puerto Rico tiene poco que ofrecer a su joven talento en materia educacional, y es una sorpresa que aun así la isla haya producido tantos artistas prometedores.”

El artista Carlos Irizarry, es uno de estos pocos pintores prometedores que interesan a Jacobs. Irizarry le parece como el mas inventivo y el que tiene mas sensibilidad hacia nuevas formas. En el articulo de Jacobs, Irizarry expresa su malestar sobre la situación en la Isla: “No sabemos a donde pertenecemos. Los Puertoriqueños no nos aceptan aun. Los Latinoamericanos quieren que exhibamos con los Norteamericanos. Y los Norteamericanos piensan que no estamos listos para ellos y quieren que expongamos con los Latinoamericanos. La gente aquí nos dice que pintemos como Puertoriqueños, pero nadie aquí sabe como los Puertoriqueños pintamos… Además, los coleccionistas aquí no están listos para lo que yo hago… La única manera de pintar y no morir de hambre es teniendo otro trabajo…”

Quizás esa frustración es la que llevo mas tarde a que Carlos Irizarry fuera arrestado, el 16 Junio de 1976, tras escribir una carta y llevar a cabo una conferencia en el Callejón de la Capilla en el Viejo San Juan donde amenazo de muerte al entonces presidente estadounidense Gerald Ford que se encontraba de visita en la Isla para una cumbre de Presidentes. Los abogados de defensa Rigau y Vicenty, sostuvieron que la acción de Irizarry no había sido una amenaza, sino una obra de arte de protesta conceptual. Irizarry fue liberado tras pagar 50,000 dólares de fianza. Algunos años después, visitando Washington DC en 1979, Irizarry escribió en unos sobres de correo “This is an explosive message”, y dentro de los sobres una nota que decía “This is the Puerto Rican Liberation Army, if you do not liberate the Puerto Rican Nationalists Prisoners, we are going to blow up the American Airlines Flight number XXX. Please, send this message to President Carter so he can liberate them.” Ese mismo mensaje fue enviado a periódicos y agencias de gobierno durante su visita. Durante todo este acto de arte conceptual, el artista porto un maletín disfrazado de ‘bomba’. En el vuelo de regreso a Puerto Rico, Irizarry entrego uno de estos sobres al sobrecargo para que este se lo entregara al piloto. El avión regreso a Washington, e Irizarry fue arrestado y estuvo en prisión durante 4 años.(2) Quizás sus actos habían estado inspirados por los de Lolita Lebrón, la independentista Puertorriqueña que acompañada de dos compañeros, en 1954 ataco la Cámara de Representantes de los Estados Unidos en Washington, gritando desde la galería de visitas en el piso superior “Viva Puerto Rico Libre!” mientras ondeaba la bandera de Puerto Rico, para después proseguir a disparar tiros hacia el techo y herir a algunos de los representantes de la Cámara. Al ser arrestada Lolita dijo: “¡Yo no vine a matar a nadie. Yo vine a morir por Puerto Rico!” Lebrón fue condenada a la máxima pena de prisión, y solamente liberada en 1979 tras 25 años de cárcel. La acción de Lebrón no fue ningún acto artístico conceptual.

2.
43 anos después del articulo de Jacobs, el panorama del arte en Puerto Rico sigue siendo bastante similar…

Por su situación de Estado Libre Asociado a los Estados Unidos de Norte America, la isla sufre de un no oficial ‘embargo cultural inverso’, donde se encuentra aislada del resto del mundo y unida a los EUA por medio de un cordón umbilical de dependencia. Toda la cultura que llega a la isla es filtrada vía los Estados Unidos, recibiendo la isla lo mejor de la basura de la cultura Norte Americana. Puerto Rico se encuentra casi totalmente aislada del resto del Caribe y Latinoamérica, con quienes comparte un idioma y una historia en común, pero con quienes se comunica poco. Salvo en pocos casos, para llegar a Puerto Rico hay que hacerlo vía Estados Unidos, y para entrar a Estados Unidos y a Puerto Rico, se requiere de una visa Estadounidense – visa a la que no cualquiera puede tener acceso. Este es el precio que paga la nación puertorriqueña a cambio de tener el dólar como moneda y el pasaporte estadounidense; sin embargo conserva el idioma español como lengua oficial, lo que por un lado es una manera de conservar autonomía, pero por otro una manera de seguir oprimiendo a las clases mas bajas.

En cuestiones de arte contemporáneo, Puerto Rico parecería tener a todos los agentes necesarios: están los museos, los coleccionistas, los artistas talentosos, la escuela de arte, hay una trienal internacional cada 3 anos y una feria de arte cada año… ¿Por qué entonces, la realidad es otra? Por un lado, queda claro que para el gobierno de Puerto Rico la cultura no es prioridad, hay una total falta de apoyo económico para artistas y proyectos culturales y hace falta un sistema de becas para apoyar a estos. Los dos museos de San Juan, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Arte de Puerto Rico, carecen de dirección, visión, publico, staff, programa y presupuesto. La mayor parte de su presupuesto desaparece pagando las cuentas de electricidad para pagar el aire acondicionado y mantener los espacios con una temperatura de refrigerador y las obras de arte protegidas. Galerías comerciales, hay pocas, estas desaparecen después de un año o dos, dejando a sus artistas en el vacío. La falta de mercado obliga a los artistas a seguir teniendo que tener otros trabajos para poder sobrevivir (lo que quizás mantiene su obra interesante y los salva de convertirse en manufacturadotes de objetos de consumo de un determinado estilo para el mercado de lujo) o a exiliarse en Nueva York o Chicago y luchar por integrarse al mercado Norteamericano. La mayoría de los coleccionistas (excluyendo quizás al espacio 1414 que tiene un carácter semi-publico), están mas preocupados en comprar pintura alemana como inversión que en apoyar a los artistas locales. Los coleccionistas mas modernos enseñan sus casas preciosas con sus Jonathan Meeses y sus Wade Guytons y Kelly Walkers colgando en sus paredes; los que no se modernizaron, siguen con arte cubano de los noventas, Bedia, Kcho y Carpinteros. Una coleccionista se pasea por su colección vestida de pavo real, en la mano lleva una lista con los nombres de las obras colgadas en su casa: ella todavía no se ha aprendido los nombres de los artistas de su colección. Otro coleccionista se pavonea desde su penthouse presumiéndole a otro coleccionista que el solo compra lo que Saatchi ha comprado, y yo solo pienso, ¡este si que es inteligente! Mientras tanto, otra coleccionista Cubana radicada en Miami, regaña a una coleccionista Cubana radicada en Puerto Rico, por comprar obra de Carlos Garaicoa y Tania Bruguera, dos artistas Cubanos que aun ‘viven’ en La Habana. Todos abren sus colecciones y su ‘buen gusto’ para que los otros coleccionistas la visiten, y comprobar que todos tienen lo mismo, y que casi nadie colecciona de verdad. Y los directores de la feria de Arte, que por un lado han contribuido al desarrollo de la escena local y a su visibilidad internacional, a veces parecen estar mas preocupados por subirse a pasear en yate por la bahía con los coleccionistas. Todo parece una telenovela caribeña. San Juan, por otro lado, tiene la suerte de contar con la Trienal Poligráfica de America Latina y el Caribe, (que mas bien es quinqueanual) que si no es una bienal con la trayectoria e historia de las de Sao Paulo y La Habana, en los pocos años de haber sido reinstaurada y con las curadurias brillantes de Mari Carmen Ramírez en 2004 y Adriano Pedrosa en 2009 han cuestionado un viejo modelo de bienal de grabado para convertirla en un punto de encuentro para los artistas del continente. Aun así, la Trienal, con todos sus logros, en especifico la ultima, con la producción de mas de 20 publicaciones de artistas en una tentativa de suplir el vacío de la falta de producción de material impreso de artistas no estadounidenses del continente Americano, no ha sido capas de relacionarse con su publico local, que sigue prefiriendo ir de shopping y a hangear en la Plaza las Américas. La Trienal, tampoco ha sabido dar suficiente oportunidad y espacio a los artistas puertorriqueños - quizás esta debería ser la función de la Muestra Nacional, que exhibe un panorama del arte reciente y mas bien parece un muestrario de obra reciente nacional, sin curaduría, ni dirección, ni diálogos, ni tensiones, ni temática: una obra colgada tras otra sin ton ni son. La falta de entendimiento de las instituciones culturales locales del potencial de la trienal ha dado paso a rumores de que esta regresara a ser una bienal tradicional de grabado, y que su sede el Antiguo Arsenal de la Marina Española, La Puntilla, podría ser puesto a la venta por el gobierno de la Isla, de la misma manera que se especula pondrán a la venta el edificio de la Escuela de Arte Plásticas, ambos ‘prime real estate sites for future development’. En la isla tambien faltan curadores que detonen situaciones y falta critica de arte que cuestione la producción local. Hay al menos dos blogs jóvenes e interesantes (Fractal y Conboca), y un artista que vive fuera y hace mejor critica que arte y que tiene un blog que aunque podría ser interesante, parece el diario de alguien resentido porque no lo invitan a exponer en las exposiciones en las que a el le gustaría participar. Algo que se solucionaría fácilmente si los artistas tomaran el sartén por la manga y se dedicaran a crear y autogestionar sus propios proyectos y espacios. Pero al parecer hace demasiado calor, y por que trabajar si se puede en vez fumar marihuana…

No me gustaría que el lector puertorriqueño pensara que estoy hablando desde afuera de una situación que no es la mía, y que pensara que estoy pecando de un ‘provincialismo internacional’ como el de Jacobs, aun estando en dialogo continuo con la producción artística de la isla desde hace mas de 8 años. Para consuelo del lector ofendido, le diría que esta situación se replica en casi todo el resto de Latino America y el Caribe, y que en algunos lugares es mucho, pero mucho peor. Si su punto de referencia no fuera solamente el supuesto glamour de Miami o Nueva York, quizás se podría pensar en otras maneras de hacer las cosas que tuvieran mas que ver con el contexto real de Puerto Rico que con los ideales a los que aspira a formar parte de. Pero aquí y en muchos otros lados del mundo, nuestra sensibilidad ya fue cooptada hace mucho tiempo por el neoliberalismo global…(3)

La pregunta quizás es entonces, ¿como ser estéticamente revolucionario sin detonar bombas, sacar machetes o disparar tiros al vacío? Es aquí donde pienso en una serie de micro iniciativas, desarrolladas en Puerto Rico durante la ultima década por artistas y curadores, de manera individual o colectiva, que de diferentes maneras han realizado proyectos que cuestionan el status quo del arte en la isla y que proponen nuevos modelos de relación entre arte y sociedad sin intentar ser los grande proyectos de arte publico o comunitario. Entre estos proyectos puedo pensar en las tres versiones de PR la ‘bienal independiente’ que organizo MMproyectos en 2000, 2002, y 2004; en el proyecto del Cerro de Chemi Rosado en 2002, donde Rosado pinto con la colaboración de los habitantes del Naranjito las casas del Cerro en diferentes tonalidades de verde; en el proyecto de Igualdad de Jesus ‘Bubu’ Negron en 2004, donde reactivo por un día la chimenea del ingenio azucarero abandonado de Igualdad; en los proyectos sociales, de jardinería y de arte de Edgardo Larregui en el barrio de La Perla en el viejo San Juan; en el Skate Bowl localizado entre el mar y la tierra realizado por Chemi Rosado en La Perla en 2006, y que según la marea funciona de pequeña alberca o pista para patineta; en los techos pintados con texturas de cebras, tigres y cheetahs en las azoteas de La Perla por Radames ‘Juni’ Figueroa a partir de 2008, y en sus jardines, fuentes de cocos y arcoiris tropicales; en las películas ‘anarquistas’ realizadas por Beatriz Santiago durante la ultima década; en las inteligentes exposiciones curadas por Julieta González durante su estancia en la isla; en el proyecto de Jose ‘Tony’ Cruz de alimentar la electricidad de los museos boricuas conectándose ilegalmente a los caseríos que ahora pagan cuentas de electricidad congeladas; en Beta-Local el proyecto iniciado por Michy Marxuach, Beatriz Santiago y José ‘Tony’ Cruz, que funciona como un espacio físico que contiene una variedad de programas experimentales y que incluyen un programa independiente de estudios de postgrado en arte y una residencia para visitantes; en El Local de Santurce, un espacio manejado por Tara y Mariana que se ha convertido en un ‘drop in center’ para la diversidad intelectual y sexual…

3.
Quizás también, y como método de inserción en circuitos ideológicos, y para darle una visibilidad internacional deseada, y que no tiene, a la producción artística boricua, habría que revisitar y re-aprender de las estrategias del artista puertorriqueño Rafael Ferrer, que en 1968 sin ser invitado se convirtió en el décimo artista en al exposición ‘9 at Leo Castelli’(4) curada por Robert Morris en la Bodega de la Galería Leo Castelli en 103 West 108th Street en Nueva York, realizada del 4 al 8 de Diciembre de 1968. Para su participación no oficial en una exposición a la que no fue invitado, Ferrer realizo la obra ‘Three Leaf Pieces’, donde viajo de Philadelphia a Nueva York con 87 bolsas grandes de basura llenas de hojas de árbol secas. Acompañado de 3 de sus alumnos como asistentes, Ferrer deposito las bolsas en tres diferentes locaciones: una galería en la calle 47, la galería de Castelli en la calle 77, y la bodega de Castelli en la calle 103 donde se llevaba a cabo la exposición curada por Morris. Las instrucciones dadas por Ferrer a sus asistentes fueron: evitar el espectáculo, depositar las hojas de manera anónima, evitar la interacción con el publico, y abandonar el lugar rápidamente.

Algunos años mas tarde y después de haber visitado Puerto Rico con Ferrer, Robert Morris le dijo a Ferrer “I wanted to tell you that you have nothing to do with Puerto Rico. I don’t want to see you concerned with that. You are different from the people down there.” De manera contraria, cuando Ferrer exhibió en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, al mismo tiempo que el artista griego Lucas Samaras, Ferrer le pregunto a Samaras: “What do you think of my show?” a lo que Samaras contesto, “Put more Puerto Rico into it.”

Al final de su articulo para ‘The Art Gallery Magazine’ Jay Jacobs dice: “Hable con muchos jóvenes y buenos artistas en San Juan. Casi todos ofrecieron la misma información: lo que mas necesitan es una oportunidad para ver lo que se esta haciendo en otros lados que es correcto, y de que alguien les diga que es lo que ellos están haciendo mal.”

Quizás hoy, si yo fuera confrontado por una situación similar, le diría a los ‘jóvenes y buenos artistas’ lo contrario, identifiquen lo que están haciendo mal, aquello que es diferente a lo que se estando haciendo ‘elsewhere’ y es ‘right’, que es quizás por ahí que va la cosa… Entonces, puede ser que la respuesta necesaria al estado actual de las cosas en Puerto Rico, seria la necesidad de ponerle mas Puerto Rico a la cosa, sin caer en nacionalismos anacrónicos, y hacer las cosas mal, porque hay mucha gente intentando hacer las cosas ‘right’, queriendo hacer las cosa que se están haciendo ‘elsewhere’ y la verdad, lo están haciendo muy mal…

Notas:
1. Jacobs, Jay, ‘Art in Puerto Rico’, The Art Gallery Magazine, Diciembre de 1967, Volumen XI, Numero 3, el articulo fue downloadeado del blog de Karla Marie Ostolaza http://www.thefractal.net. Todas las citas de Jacobs son de esta fuente.
2. El caso Irizarry se encuentra documentado en el libro de Che Paralitici, ‘Sentencia Impuesta: 100 años de Encarcelamientos por la Independencia de Puerto Rico’, Ediciones Puerto Histórico, San Juan, Puerto Rico, 2004, pp. 273-276.
3. El argumento sobre la captación de lo estético por el capitalismo avanzado es presentado por la psicoanalista Brasileira Suely Rolnik en su texto de 2006 ‘The Geopolitics of Pimping’: “This kind of pimping of the creative force is what has been transforming the planet into a gigantic marketplace, expanding at an exponential rate, either by including its inhabitants as hyperactive zombies or by excluding them as human trash. In fact, those two opposing poles are interdependent fruits of the same logic; all our destinies unfold between them. This is the world that the imagination creates in the present. As one might expect, the politics of subjectivation and of the relation to the other that predominates in this scenario is extremely impoverished.” en http://transform.eipcp.net/transversal/1106/rolnik/en
4. Para un recuento de la participación de Ferrer en la exposición, ver la entrevista de este con Mario García Torres, en García Torres, Mario ‘9 At Leo Castelli’, publicado con ocasión de la 2da Trienal Poli/Gráfica de San Juan: América Latina y el Caribe, 18 de Abril – 28 de Junio, 2009. Todas las citas de Ferrer provienen de esta publicación.


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Put More Puerto Rico Into It
Pablo León de la Barra

1.
In his article “Art in Puerto Rico,” published in The Art Gallery Magazine (1) in December of 1967, art critic Jay Jacobs presents what he sees as the situation of the art world on the island. The picture he presents is quite discouraging: Contemporary artists in Puerto Rico, torn between the obligation to portray an autonomous culture that is almost non-existent and the desire to be international, facing a weak-to-nonexistent market and without institutional support, have few options to draw on for their work. Among other things, Jacobs says that the Puerto Rican artist “is better off economically if he allows himself to be regarded patronizingly as . . . an exotic, a manufacturer of souvenirs.” Jacobs cites an American expatriate on the island as saying, “The only native culture this place has ever had is carving coconut masks.” Jacobs seems more interested in the island’s good climate and the quality and price of rum than in local art: “The visitor—still bemused by the island’s magnificent hospitality, marvelously soporific climate and good cheap booze—can also convince himself that even if Puerto Rico has never produced a painter of international standing. . .”

In a foreword to the article, the editor of The Art Gallery Magazine quotes a letter from Rafael Squirru (director of cultural affairs at the Pan American Union) which cautions against Jacobs’ ideas: “[It] is easy if we happen to come from sophisticated cultural centers like New York, London, Paris or Buenos Aires, to fall into the trap of being provincial through a perfectly unconscious assumption that our role is inevitably to apply and impart the standards that are currently accepted in these centers to the rest of the world, be it Puerto Rico or Alaska.” Still, the editor comments that a gallery owner in San Juan congratulated him on Jacobs’ article, “It is high time someone had the courage to speak and force the Puertorriquenos [sic] to pull their heads out of the sand and stop playing ostrich.”

Jacobs is completely paternalistic and condescending. In his view, the art that’s worth talking about is the art produced in New York, and it is to this art that Puerto Rican art should aspire: “[In Puerto Rico] the very few [artists] who are only two or three seasons off the pace [of what’s happening in New York] are, as far as most Puerto Rican aficionados are concerned, lost in outer space.” On the other hand, Jacobs is surprised that talents are emerging even with the lack of solid art education: “Puerto Rico, in short, has almost nothing to offer its younger talent in the way of educational material, and the wonder of it all is that the island has produced as many promising artists as it has.”

Artist Carlos Irizarry is one of those few promising painters that interest Jacobs. Irizarry seemed to Jacobs to be among the most inventive artists on the island and to have the greatest sensitivity to new forms. In the article, Irizarry is quoted as he speaks of his discomfort with the art situation on the island: “We don’t know who we belong to. . . . The Puerto Ricans won’t accept us yet. The Latin Americans want us to show with the North Americans. And the North Americans think we’re not ready for them yet and tell us to show with the Latin Americans. We’re always told by the people down here to paint like Puerto Ricans, but nobody knows what Puerto Ricans paint like. . . . The collectors down here are not ready for what I’m doing. . . . The only way to paint and eat down here is to have another kind of income.”

This frustration may have been what led to the arrest of Carlos Irizarry on June 16, 1976, for writing a letter and holding a press conference in Old San Juan in which he threatened the life of then-president of the United States, Gerald Ford, who was visiting the island for a presidential summit. His defense attorneys, Rigau and Vicenty, maintained that Irizarry’s action had not been a threat, but rather a work of conceptual protest art. Irizarry was freed after he posted bail of fifty thousand dollars. Some years later, in 1979, visiting Washington, D.C., Irizarry wrote “This is an explosive message” on a number of envelopes, and inside the envelopes enclosed a note that read: “This is the Puerto Rican Liberation Army. If you do not liberate the Puerto Rican Nationalist prisoners, we are going to blow up American Airlines Flight XXX. Please send this message to President Carter so he can liberate them.” This same message was sent to newspapers and government agencies. During this entire act of conceptual art, the artist carried a briefcase that contained a “bomb.” On his return flight to Puerto Rico, Irizarry handed one of these envelopes to a flight attendant and asked that it be given to the pilot. The plane returned to Washington and Irizarry was arrested. He served four years in federal prison (2). His acts may have been inspired by those of Lolita Lebrón, the Puerto Rican independentista who, along with two others, attacked the U.S. House of Representatives in Washington shouting “Viva Puerto Rico libre!” from the visitors’ gallery while waving the Puerto Rican flag and shooting into the ceiling, wounding some of the congressmen. On being arrested, Lebrón said, “I didn’t come to kill anybody. I came to die for Puerto Rico!” She was given the maximum sentence for her actions and freed only in 1979, after twenty-five years in prison. Her action was not an act of conceptual art.

2.
Forty-three years after Jacobs’ article, the panorama of art in Puerto Rico is still much the same...

Due to its status as a “Commonwealth” (Estado Libre Asociado) of the United States, the island suffers an unofficial “inverse cultural embargo,” by which it is isolated from the rest of the world and joined to the United States by an umbilical cord of dependency. All the culture that reaches the island is filtered through the United States, so that it receives the best of the U.S.’s cultural trash. Puerto Rico is almost completely isolated from the rest of the Caribbean and Latin America, with which it shares a language and a history, but with which there is little communication. Except in a few cases, to get to Puerto Rico one has to pass through the United States, and to enter the island one must have a U.S. visa, a visa to which not just anyone has access. This is the price paid by the Puerto Rican nation in exchange for having the dollar as its currency and a U.S. passport.

The question, then, is, perhaps: How is one to be aesthetically revolutionary without setting off bombs, wielding machetes, and shooting into the air? It’s here that I would point out a series of micro-initiatives developed in Puerto Rico over the last decade, both individually and collectively, by artists and curators who in differing ways have done projects that question the statu quo of art on the island and propose new models of relationship between art and society, yet without attempting to be “big” projects involving public or community art.

Among these projects, I think of the three versions of the “independent biennial” organized by M&Mproyectos (PR’00, PR’02, and PR’04); the project titled El Cerro (2002), in which Chemi Rosado Seijo, with the collaboration of the residents of the town of Naranjito, painted the houses in the barrio of El Cerro in varying tones of green; the project Igualdad (2004), in which Jesús “Bubu” Negrón reactivated for one day the smokestack of the abandoned sugar-cane-processing plant Igualdad; Edgardo Larregui’s social projects involving gardening and art in the La Perla barrio in Old San Juan; Chemi Rosado’s Skate Bowl (2006) in La Perla, in the tidewater area, so that depending on the tide, the space was either a skating surface or a pool or “bowl”; the roofs painted in zebra, tiger, and cheetah patterns in La Perla by Radamés “Juni” Figueroa since 2008, and his gardens, fountains of coconuts, and tropical rainbows; the “anarchist” films done by Beatriz Santiago over the last decade; the intelligent exhibitions curated by Julieta González during her stay on the island as curator with Espacio 1414; José “Tony” Cruz’s project of providing electricity to Puerto Rican museums with illegal connections to public housing projects, which now pay fixed electric bills; Beta-Local, the project begun by Michy Marxuach, Beatriz Santiago, and José “Tony” Cruz in a space that offers a variety of experimental programs, an independent continuing-education program in art and accommodations for visiting artists.

3.
Perhaps, too, as a method of inserting Puerto Rican art into ideological circles and giving it an international visibility that it desires but does not presently have, one would have to revisit and relearn the strategies of Puerto Rican artist Rafael Ferrer, who in 1968, without being invited, became the tenth artist in the exhibit '9 at Leo Castelli'(3), curated by Robert Morris and held from December 4 to December 28 in the Leo Castelli Gallery warehouse on the Upper West Side of New York City. For this unofficial participation in an exhibit to which he was not invited, Ferrer produced a work called The Three Leaf Pieces, for which he traveled from Philadelphia to New York with 87 large trash bags full of dry leaves. Assisted by three of his students, Ferrer deposited the bags in three places: a gallery on 47th Street, Castelli’s gallery on 77th Street, and Castelli’s warehouse on 103rd Street, where the exhibit was held. The instructions given by Ferrer to his assistants were: avoid becoming a spectacle and deposit the leaves anonymously; avoid interaction with the public; and leave the area quickly.

Some years later, after having visited Puerto Rico with Ferrer, Robert Morris told him, “I wanted to tell you that you have nothing to do with Puerto Rico. I don’t want to see you concerned with that. You are different from the people down there.” Inversely, when Ferrer exhibited at the Contemporary Art Museum in Chicago at the same time as Greek artist Lucas Samaras, Ferrer asked Samaras, “What do you think of my show?”, to which Samaras replied, “Put more Puerto Rico into it.”

At the end of his article in The Art Gallery Magazine, Jay Jacobs says, “I talked to a good many young artists in San Juan. Almost to a man they volunteered the information that what they needed most was a chance to see what was being done elsewhere that was right—and to be told what they were doing wrong.”

Maybe today, if I were confronted with a similar situation, I would say just the opposite to those “young artists”: Identify what you’re “doing wrong,” that which is different from what’s being “done right” in other places; maybe that’s the way to go... Maybe the necessary response in the current circumstances in Puerto Rico is to put more Puerto Rico into things, though without falling into anachronistic nationalisms, and to do things wrong, because there are a lot of people trying to do things “right,” trying to do what’s being done in “other places,” and the fact is, they’re doing it very wrong. . . .

Notes:
1. Jay Jacobs, “Art in Puerto Rico”, The Art Gallery Magazine, Vol. XI, No. 3, Dec. 1967. The article may be found on Karla Marie Ostolaza’s blog: http://www.thefractal.net. All quotations of Jacobs are taken from this source.
1. The Irizarry case is documented in Che Paralitici’s book Sentencia impuesta: 100 años de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico, San Juan: Ediciones Puerto Histórico, 2004, pp. 273–276.
3. For a description of Ferrer’s participation in this show, see his interview with Mario García Torres in García Torres’ 9 at Leo Castelli, published on the occasion of the 2nd San Juan Poly/Graphic Triennial: Latin America and the Caribbean, April 18-June 28, 2009. All quotations of Ferrer are taken from this article.

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